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SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LOS OJOS GRANDES

A 31 años de la manifestación de Ntra. Sra. de La Luz, Virgen de los Ojos Grandes

Todos conocemos la historia de la manifestación de la Virgen de los Ojos Grandes, aquel 6 de Marzo de 1980. Ese día la Virgen mostró su amor maternal a su barrio. Fue el día que la imagen de la Virgen acunó al niño Jesús que tiene en sus brazos y sucedió en la vieja capilla. 
El sitio en el cual tuvo lugar la manifestación, se conserva hoy en día como lugar histórico; está a un costado del Templo, cerca de las aulas. A partir del 6 de Marzo de este año, ese espacio no será solamente un lugar histórico (que nos recuerda el acontecimiento) sino también un lugar de oración. El Santuario tendrá sus puertas abiertas para recordar y para rezar. 
 En la actualidad se conserva dentro del mismo, el antiguo altar de la capillita, una réplica de la imagen mariana que ocupa el sitio donde ocurrió la manifestación y una innumerable cantidad de plaquetas, que expresan el agradecimiento de muchos fieles, por las gracias y milagros recibidos, por intermedio de la Ssma. Virgen de los Ojos Grandes. Ahora se agregará un sagrario para contener a Jesús Eucaristía, así todos los fieles podrán arrodillarse o simplemente hablarle a Jesús. 
 La presencia real de Jesús será el centro del Santuario. Jesús estará allí para escuchar nuestras oraciones y para hablarnos al corazón. Siempre que la Iglesia esté abierta, el Santuario abrirá sus puertas para poder ir al encuentro de Jesús Eucaristía, en el mismo lugar en que 31 años atrás se manifestó la Virgen de los Ojos Grandes. 
 Otro elemento que pondremos a disposición de los fieles será un cuaderno, en el cual podrán escribir un mensaje para la Virgen o para Jesús, o para expresar allí todos los agradecimientos. Y como lugar de oración, celebraremos allí la Santa Misa, todos los días 6 de cada mes, recordando en definitiva que el Santuario es la antigua capillita de nuestro barrio. 
Para mi es una hermosa noticia poder contarles esto. Aprovecho la oportunidad para dar mi agradecimiento a los miembros del Consejo Pastoral, que me vienen acompañando de cerca en todos los emprendimientos de nuestra parroquia. Gracias a Angelita, Nury, Laura, Sandra y Leticia, por esta al lado mío trabajando para Cristo y la Virgen. Un saludo a todos los feligreses. 
Les dejo mi bendición. 
  Padre Osvaldo Ballare

MIREMOS LA NAVIDAD CON UNA SONRISA

Quiero compartir con Uds. Esta pequeña sonrisa de navidad.
Queridos amigos y hermanos del Señor. Si hemos vivido bien esta Navidad en nuestras almas, Jesús volvió a nacer. Ahora nos toca creer en Jesús, que el año nuevo que empezamos sea para mí y para Uds. Creer. Que la gracia de Dios que hemos recibido en esta Navidad crezca cada día, como el niño Jesús que crecía en edad y se fortalecía en la gracia, delante de Dios y de los hombres.
Feliz año nuevo

Padre Osvaldo Ballare

La Comunión Espiritual con el Cuerpo de Cristo / Agosto 2011

Todos sabemos que la Eucaristía es el cuerpo glorioso de Jesús Resucitado, siempre que vamos a tomar la comunión decimos, el sacerdote nos dice: “El cuerpo de Cristo” y respondemos “Amen”.

Hay dos maneras de recibir el cuerpo de Cristo, la comunión sacramental y la comunión espiritual.

Recordemos siempre que para entrar en comunión con Cristo es necesario estar en estado de gracia. Si no lo estamos, debemos recurrir al sacerdote, confesarnos y dejarnos guiar por él para poder alcanzar la reconciliación.

El cristiano debe vivir en estado de gracia. No es cierto que haya que estar en estado de gracia solamente para formar la fila de la Comunión. Debemos vivir en estado de gracia para poder ir al Cielo.

La Comunión Espiritual está especialmente recomendada para todos aquellos que por diversos motivos no pueden recibir la comunión sacramental, por ejemplo los enfermos que no pueden asistir a misa, o personas imposibilitadas a acercarse a una Iglesia ya sea porque están de viaje o viven a largas distancias de una Iglesia, para los niños que se preparan para recibir la primera comunión y para las parejas que no están casados por Iglesia y viven bajo el mismo techo.

Donde y como puede recibirse la comunión espiritual

El lugar propio para recibir la comunión espiritual es la Misa, frente al sagrario, al cuerpo de Cristo sacramentado, por eso para poder recibirla hay que acercarse a misa salvo los casos de enfermedad o imposibilidad física, ellos pueden hacer la comunión espiritual en sus casas imaginándose un sagrario. Luego se recita la siguiente oración:

Creo, Jesús mío, que estás presente
en el Santísimo Sacramento del Altar;
te amo sobre todas las cosas
y deseo recibirte dentro de mi alma.
Mas, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven espiritualmente a mi corazón.
No permitas, Señor,
Que nunca me separe y aparte de ti.
Amén.

Se hace un breve silencio mirando el sagrario y luego se reza:

Como si ya te hubiera recibido, te abrazo en mi corazón y me uno todo a Ti. No permitas que nunca me separe de Ti.

Por tanto existen dos comuniones reales con el Cuerpo de Cristo y las dos tienen abundante Gracias: la Comunión Sacramental y la Comunión Espiritual.

En una Visión Mística lo manifestó el Señor a su sierva Sor Paula Maresca, fundadora del Monasterio de Santa Catalina de Siena, en Nápoles, mostrándole (como en su vida se refiere) dos vasos preciosos, de oro el uno y el otro de plata; y diciéndole que en el de oro conservaba sus comuniones sacramentales, y en el de plata las espirituales. Por su lado a la beata Juana de la Cruz le dijo que cada vez que comulgaba espiritualmente, recibía la misma gracia que si hubiese comulgado sacramentalmente.

Recibir a Cristo en Comunión Espiritual es una verdadera comunión.

La Comunión Espiritual consiste en ponerse en presencia de Jesús Sacramentado y en darle un amoroso abrazo.

Las personas que se aman muchas veces están imposibilitados de estar físicamente unidos, pero el amor que todo lo puede nos une en el espíritu. Siempre hay una unión espiritual con la persona que amamos.

Por eso la comunión espiritual es un encuentro y una unión espiritual con una persona a la que amo mucho y se que mucho me ama: Jesús.
Para crecer en el amor a Dios todos pueden practicar la comunión espiritual.

Una persona puede hacerlo cada vez que entra en una iglesia, en cada Visita al Santísimo Sacramento, y en cada Misa que a la que vaya.

Durante la misa se hace poniéndose de rodillas y recitando interiormente la oración de la comunión espiritual en el momento en que se está distribuyendo la eucaristía a los demás fieles, de esa manera yo estoy en comunión con Jesús y con mis hermanos en el mismo momento y en el mismo lugar.

Asimismo puede hacerse también antes de que comience la misa, como una preparación espiritual de deseo. Deseando ardientemente al cuerpo de Cristo. O bien finalizada la misa quedándome un ratito más en comunión con Jesús Eucaristía.

La comunión espiritual se puede definir como comunión de deseo: un deseo ardiente del cuerpo y sangre de Cristo, pero no entraremos en detalles. En el próximo número de la revista escribiré con más detenimiento a cerca de la comunión espiritual como comunión de deseo.

Esta devoción es mucho más provechosa de lo que algunos juzgan, y al mismo tiempo facilísima. Decía la beata Juana de la Cruz, a quien mencione en la revista del mes pasado, que la Comunión espiritual se puede hacer sin que nadie lo note, sin necesidad de ayuno o de permiso del director espiritual (sacerdote), y a la hora que nos plazca: con hacer un acto de amor, está hecha.
La comunión espiritual es un puro acto de amor, desde mi corazón hacia el Corazón Sagrado de Jesús. Y cuando hay amor de verdad hay comunión.
Por eso es bueno tener siempre a mano la oración para hacer la comunión espiritual. Muchos de nosotros la llevamos en la Biblia, yo la tengo en la Liturgia de las horas, otros la pueden llevar en la cartera o en la billetera. Siempre a mano.

Tenga se en cuenta según nos enseña el Enchiridium de Indulgencias (libro en el que están enumeradas todas las posibilidades de obtener indulgencias) que se ganan 3 años de indulgencia cada vez que se practica y indulgencias plenarias si la practicamos un mes entero todos los días.

La Comunión espiritual es una verdadera comunión con el cuerpo de Cristo.

Y es un acto personal en la cual yo me entrego todo entero a Jesús Eucaristía y Jesús Eucaristía se entrega todo a mí. Este acto íntimo e individual que hace cada uno con Jesús tiene efectos comunitarios. Toda comunión es un acto individual y libre cuyos frutos involucran a toda la comunidad y así la comunión es un acto eclesial, un acto comunitario.

La comunión espiritual como oración, como acto libre y de amor a Jesús Eucaristía tiene dos partes:

Es un acto de fe en la presencia real de Jesús en la Hostia Consagrada

Y es un acto de Deseo a Jesús Eucaristía.

Veamos:

Como acto de fe, la oración de la comunión espiritual comienza diciendo:

Creo, Jesús mío, que estás presente
en el Santísimo Sacramento del Altar;

Y como todo acto de fe es un acto de amor:

Creo, Jesús mío, que estás presente
en el Santísimo Sacramento del Altar;
te amo sobre todas las cosas


La segunda parte es un acto de deseo. Desear recibir el cuerpo y la sangre de Cristo. Un deseo auténtico y profundo no un simple ¡como desearía tomar la comunión! o sentir, deseo tomar la comunión. No es lo mismo decir desearía tomar la comunión que decir deseo tomar la comunión, y tampoco es lo mismo decir deseo tomar la comunión que decirle a Jesús deseo vivir en comunión.

Pero el más perfecto de todos los deseos es decirle a Jesús Eucaristía

“Te deseo Señor. Que nunca me separe de ti”

y deseo recibirte dentro de mi alma.
Mas, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven espiritualmente a mi corazón.
No permitas, Señor,
Que nunca me separe y aparte de ti.

A continuación les regalo la oración completa una vez más, para que puedan recortarla y llevarla siempre contigo, en la cartera, en la billetera, en la Biblia, en el auto. Para usarla cundo necesitemos tomar la comunión y no podamos hacerlo sacramentalmente.

Padre Osvaldo Ballarre

Mensaje de Pascuas 2011

Domingo día de la Resurrección y la Vida

Una nueva pascua, y tiene que ayudarnos a renovar nuestra fe en la resurrección y la vida eterna.
Desde que Cristo Resucitó, el domingo no es un día más en la Semana, es el día más importante de todos los días.
Fue un día Domingo en el que María Magdalena y las otras mujeres encontraron la sepultura abierta y el cuerpo del señor no estaba allí. La tumba vacía. Y luego ellas lo vieron, Jesús resucitado se apareció ante ellos, también se apareció a los 11 apóstoles y en una oportunidad se apareció a una comunidad de más de 500 personas.
Cristo Resucito.
El Domingo es el día del Señor. Es el día de la salvación, es el día de la vida eterna
Por eso para los católicos el domingo no es un día mas, y es por eso que los católicos nos reunimos todos los domingos en la Iglesia de nuestro barrio para rezar en comunidad. Para dar gracias al Dios de la Vida.
Por eso los domingos no podemos quedarnos en nuestras casas y no ir a las Iglesias. Porque a Cristo le debemos la salvación.
Yo siempre digo que no son católicos los que están bautizados y que no vienen a misa. Que los católicos somos la comunidad de todos los bautizados que nos reunimos cada domingo para rezar Juntos, para darle gracias a Jesús que en un día domingo resucito.
Además el domingo tiene ese matiz especial de fiesta. Es también el día del descanso y de la familia. No debemos trabajar todos los días, el descanso Dios lo quiere y es importante, es cierto que por fuerza mayor no todos pueden descansar el día Domingo del empleo cotidiano. En la manera de ser posible el Domingo es el día propio del descanso. Descanso, recreación, salir a pasear, hacer visitas, tomarse la tardecita para ir a la plaza, o talvez hacer alguna tarea doméstica: reparar, cortar el césped, escuchar música, ver alguna película, reparar aquel mueble viejo, en fin hacer cosas lindas que nos recreen el alma. Finalmente el domingo es el día de la familia, reuniese para almorzar o cenar juntos, los hijos sobrinos, abuelos y nietos padres y tíos, hermanos. La familia se disfruta de un modo especial cada domingo.
Resumiendo. El domingo es el día del Señor, del descanso y la familia, y siempre en ese orden. El primer lugar es el de Dios.
Felices Pascuas
Y que cada Domingo el Señor los colme de dicha. Hasta el día Grande y hermoso que no tiene Fin: La Vida Eterna.

Padre Osvaldo Ballarre
Mayo 2011

La Cuaresma, camino de conversión

No me mueve, mi Dios, para quererte

el cielo que me tienes prometido

ni me mueve el infierno tan temido

Para dejar por eso de ofenderte.

.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte

clavado en una cruz y escarnecido;

muéveme ver tu cuerpo tan herido,

muévenme tus afrentas y tu muerte.

.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,

que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,

y, aunque no hubiera infierno te temiera.

.

No me tienes que dar porque te quiera;

pues, aunque cuanto espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.

(Anónimo)

En el miércoles de cenizas, al comenzar los cuarenta días de preparación a la Pascua, la Iglesia nos impone la ceniza sobre la cabeza y nos invita a la penitencia. La palabra penitencia se repite en muchas páginas de la Sagrada Escritura, resuena en la boca de tantos profetas y, en fin, de modo particularmente elocuente, en la boca del mismo Jesucristo: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca» (Mt. 3,2). Se puede decir que Cristo introdujo la tradición del ayuno de cuarenta días en el año litúrgico de la Iglesia, porque Él mismo «ayunó cuarenta días y cuarenta noches» (Mt 4,2), antes de comenzar a enseñar. Con este ayuno cuaresmal, la Iglesia, en cierto sentido, esta llamada cada año a seguir a su Maestro y Señor si quiere predicar eficazmente su Evangelio. En la Cuaresma – debe testimoniar de modo especial que la Iglesia acepta esta llamada de Cristo y que desea convertirse.

La penitencia en sentido evangélico significa sobre todo conversión. Bajo este aspecto es muy significativo el pasaje del Evangelio del Miércoles de Ceniza. Jesús habla del cumplimiento de los actos de penitencia conocidos y practicados por sus contemporáneos, por el pueblo de la Antigua Alianza. Pero al mismo tiempo somete a crítica el modo puramente externo del cumplimiento de estos actos: limosna, ayuno, oración, porque ese modo es contrario a la finalidad propia de los mismos actos. El fin de los actos de penitencia es un más profundo acercarse a Dios mismo para poderse encontrar con Él en lo íntimo, en el secreto del corazón. «Cuando hagas, pues, limosna, no vayas tocando la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas... para ser alabados de los hombres... ; No sepa tu izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna sea oculta, y el Padre que ve lo oculto te premiará. Cuando oréis, no seáis como los hipócritas..., para ser vistos de los hombres..., sino... entra en tu cuarto y, cerrada la puerta, ora a tu padre que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo escondido, te recompensará. Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas..., (sino)... úngete la cabeza y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará» (Mt. 6,2).Por lo tanto, el significado primero y principal de la penitencia es interior, espiritual. El esfuerzo principal de la penitencia consiste en entrar en sí mismo, en lo más profundo del propio ser, entrar en esa dimensión de la propia humanidad en la que, en cierto sentido, Dios nos espera. El hombre exterior debe ceder en cada uno de nosotros al hombre interior y, en cierto sentido, dejarle el puesto.

En la vida corriente el hombre no vive bastante interiormente. Jesucristo indica claramente que también los actos de devoción y de penitencia (como el ayuno, la limosna, la oración) que por su finalidad religiosa son principalmente interiores, pueden ceder a ese exterioricismo corriente, y, por lo tanto, pueden ser falsificados. En cambio, la penitencia, como conversión a Dios, exige sobre todo que el hombre rechace las apariencias, sepa liberarse de la falsedad y encontrarse en toda su verdad interior. La acética será entonces un esfuerzo interior para no dejarse llevar y empujar por las diversas corrientes exteriores, para permanecer junto a Dios y así renovarse espiritualmente-

Pero el Señor Jesús nos llama a hacer aún algo más. Cuando dice «entra en tu cuarto y cierra la puerta». Ese encerrarse es, al mismo tiempo, la apertura más profunda del corazón. Es indispensable para encontrarse con el Padre, y por esto debe realizarse. «Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Aquí se trata de recobrar la sencillez de pensamiento, voluntad y corazón, que es indispensable para encontrarse con Dios en el propio interior. ¡Y Dios espera esto para acercarse al hombre interiormente recogido y, a la vez, abierto a su palabra y a su amor! Dios desea comunicarse al alma así dispuesta. Desea darle la verdad y el amor que tienen en Él la verdadera fuente. Así, pues, la corriente principal de la Cuaresma debe correr a través del hombre interior, a través de corazones y conciencias. En esto consiste el esfuerzo esencial de la penitencia. En este esfuerzo, la voluntad humana de convertirse a Dios es ayudada por la gracia proveniente de conversión y, al mismo tiempo, de perdón y liberación espiritual. La penitencia no es sólo un esfuerzo, una carga, sino también una alegría. A veces es una gran alegría del espíritu humano, alegría que otros manantiales no pueden dar. Parece que el hombre contemporáneo haya perdido, en cierta medida, el sabor de esta alegría. Ha perdido además el sentido profundo de aquel esfuerzo espiritual que permite volver a encontrarse a sí mismo en la intimidad. A esto contribuyen muchas causas, que sería largo de analizar y no es la finalidad del presente artículo.

Nuestra civilización, estrechamente vinculada con el desarrollo de la ciencia y de la técnica, entrevé la necesidad del esfuerzo intelectual y físico; pero ha perdido notablemente el sentido del esfuerzo del espíritu, cuyo fruto es el hombre visto en sus dimensiones interiores. En fin, el hombre que vive en las corrientes de esta civilización moderna pierde muy frecuentemente la propia dimensión; pierde el sentido interior de la propia humanidad. A este hombre le resulta extraño tanto el esfuerzo que implica toda penitencia, como la alegría que proviene de ella: la alegría grande del descubrimiento y del encuentro, la alegría de la conversión, la alegría de la penitencia. La liturgia austera del Miércoles de Ceniza y, después, todo el período de la Cuaresma es –como preparación a la Pascua una llamada sistemática a esta alegría: a la alegría de la Pascua, a la alegría de la Resurrección de Cristo y de nuestra Resurrección a una vida nueva, a la alegría que fructifica por el esfuerzo de descubrirse de sí mismo interiormente Con paciencia: «Con vuestra paciencia compraréis (la salvación) de vuestras almas» (Lc. 21,19).

Que nadie tenga miedo de emprender este esfuerzo.

Padre Osvaldo Ballarre / Marzo 2011

(Extraído de las catequesis de Juan Pablo II)

REPARACIONES EN EL TECHO DE LA PARROQUIA

Diciembre de 2010
Queridos fieles de la parroquia:
Quiero en nombre de la Virgen de los Ojos Grandes, manifestarles una sincera gratitud por el aporte que cada uno de nosotros hizo, para que pudiera llevarse a cabo las obras de reparaciones del techo.
En varias oportunidades se hicieron arreglos en el techo, que duraban un tiempo, pero luego volv{ian las goteras, por eso decidimos hacer el techo a nuevo.
Primeramente el Consejo pastoral de nuestra parroquia formó una comisión especializada para los arrreglos. La misma observó que el techo estaba muy deteriorado, que cualquier arreglo superficial que se hiciera demandaría mucho dinero y no iría a durar mucho tiempo, por eso decidimos hacer un esfuerzo mayor y realizar un techo nuevo. La comisión a cargo evaluó 5 proyectos distintos y se decidió por la empresa de Hector Bachmeier.
El techo se hizo a nuevo, y mi agradecimiento es para todos los que con su aporte generoso hicieron posible esta realidad.
Que la Virgen de los Ojos Grandes les devuelva con generosidad lo que hicieron por su iglesia.
Además, agradecer las donaciones especiales de:
Centosider, que nos hizo un importante descuento en los materiales.
La Familia Vernet, que sin ser de nuestro barrio, quiso colaborar con al parroquia y donó las chapas, lo cual significa una importante ofrenda que el señor Jesús siempre tendrá en cuenta.
Finalmente agradecer a una familia vecina de la parroquia (no quiso ser nombrada) la donación del seguro de vida; con eso se logró pagar gran parte de la mano de obra.
Muchas Gracias. Que el Señor Jesucristo les retribuya el ciento por uno de vuestra generosa contribución y lo tenga en cuenta en la vida eterna.
Entre todos, hemos hecho posible esta realidad, como familia parroquial que desea ver linda su iglesia.
Les dejo mi bendición a todos.
Padre Osvaldo Ballare